Lo normal, hasta ahora, en Cuenca, que es que las viviendas o
pisos se venden una a una. Es más insólito que se venda un edificio entero,
aunque alguno hay por ahí pendiente de comprador, como ocurre con el que fue
convento de las Celadoras, en la Plaza del Salvador, pero esto es comprensible
porque, por sus grandes dimensiones (y precio, claro) es difícil que aparezca
un solo comprador. Esta adquisición queda reserva a alguien, generalmente un
colectivo o empresa, que vea la utilidad de dedicar tal inmueble a una función
social, tal como podría ser un hotel o edificio administrativo y por ahora no
parece que surja nadie que de el paso adelante. Pero el caso que hoy traigo
aquí es otro, porque se vende también un edificio entero, pero de proporciones
más asequibles y con un destino utilitario al alcance seguramente de economías
mejor preparadas. Desde hace días está colocado el cartelón que anuncia la
venta en este inmueble, en la calle Pilares, frente a la fachada lateral del
convento de las petras. Ahí salen varias viviendas, claro, pero también, y
sospecho que puede ser el destino final, quizá despierte las apetencias de eso
que ahora se llama un emprendedor que planee aprovechar la oportunidad para
preparar una dotación de alojamientos de uso turístico, horizonte al que se
encamina, de manera apresurada, el casco antiguo histórico de Cuenca. Esto es
una predicción. Veremos si acierto o me equivoco.
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