Dicen que avanzan los preparativos para llevar a cabo, el año que viene, la tan anunciada remodelación de Carretería, asunto que, con toda razón, la ciudadanía espera con el mayor de los escepticismos, sin duda escarmentada por múltiples experiencias anteriores. No seré yo quien alimente esa actitud, porque a lo mejor por una vez toca la flauta y en verdad se produce la inesperada propuesta que ponga fin a los crónicos males de la que fue la primera arteria ciudadana de Cuenca. Yo me conformo con que, en esa prevista intervención llamada teóricamente a mejorar lo que parece que no tiene remedio, alguien piense en la forma razonable de dar solución a un problema doméstico que afecta a todos los comercios de la zona y que se desprenden de lo que les sobra, tales como cajas de cartón, por el sencillo procedimiento de amontonarlos en lugares concretos, como este punto situado al final de la calle, al bore de la Plaza de la Constitución y de esa forma los paseantes encontramos un bonito espectáculo que nos ayuda a meditar sobre las calamidades cotidianas que nos ofrece el paseo urbano.